domingo, 17 de julio de 2011

El efecto Miguel Angel sobre la identidad en la pareja

 Estudios previos al Efecto Miguel Ángel

En 1996 los psicólogos Murray, Holmes y Griffin (1996) hicieron un   estudio en el que participaron numerosas parejas, el estudio se realizó durante un  año. En este estudio se demostró que los participantes cuando veían una imagen idealizada de sí mismos en su pareja trataban de cambiar su imagen en consecuencia con esta imagen que creían que su pareja tenían de ellos mismos. Estos cambios tienen relación con la autoestima, es decir, que las personas que tienen una valoración más positiva de sí mismas, a la hora de conocer como las ven sus parejas son más exactas y las perciben como una fuente de apoyo hacia su auto-concepto. Por otro lado las personas que tienen la autoestima baja tienen más duda y rechazo de sus parejas. En el estudio concluyeron que nuestra percepción, a partir de la cual cabíamos nuestro auto concepto, se basa en cómo creemos que somos vistos y no en como nos ven en realidad.



 Por lo que siguiendo el ejemplo según Murray: si tú crees que tu pareja te ve como una persona que ayuda a los demás (aunque tu novia te vea como alguien agresivo realmente) tú intentarás cambiar tu auto-concepto en consecuencia de lo que crees que ve tu novia en ti, y por tanto cada vez serás y te percibirás como más prosocial (persona que ayuda a los demás), es decir, te acercaras más a la idealización que creías que tu pareja tenía de ti, sea cierta o no.

El efecto Miguel Ángel

Este efecto fue definido por Drigotas, Rusbult, Wieselquist y Whitton. Éstos afirmaban que el autoconcepto se modificaba por el comportamiento de la pareja.

En este efecto existen dos personas, en concreto los miembros de la pareja, una de éstas personas en diferentes momentos actuara de Miguel Ángel (escultor) y la otra persona será el bloque de piedra en elque irá esculpiendo, y por tanto el Miguel Ángel irá cambiando el autoconcepto de forma consciente.

El proceso se da a diario en cualquiera de las relaciones que podamos pensar. Cuando la persona percibe que su pareja le ve como le gustaría ser visto, la persona se comportará en consistencia con la imagen que su pareja tiene de él, como ese “yo ideal”. Por ejemplo, imaginemos que una persona es afectuosa y cálida y así se manifiesta a su pareja; sin embargo, cuando se comporta así, la otra persona reacciona de forma fría e intentando distanciarse. Cuanto más se repita este proceso, más probable es que la primera persona deje de comportarse de forma afectuosa, con lo que ya no manifiesta este aspecto de su Yo e, incluso, tal vez llegue a cambiar la percepción que tiene de sí misma.

El efecto Miguel Ángel consta de tres fases:

1. Afirmación perceptiva de uno de los miembros de la pareja (p. ej., A cree que B es generoso y la generosidad forma parte del Yo ideal de B, de lo que a él o a ella le gustaría ser).
2. Afirmación conductual (p.ej., A se comporta de manera que favorece la generosidad de B).
3. Movimiento hacia el Yo ideal del otro miembro de la pareja (B se hace cada vez más generoso).

Ambos miembros de la pareja a través de este proceso se esculpirán el uno al otro hasta conseguir que cada uno se convierta en su “yo ideal”  gracias al otro. La diferencia con lo que decía Murray  (ir al ejemplo del principio) es que el “escultor” es consciente de que se está representando el ideal y la forma de ser que la pareja quiere en él, siendo consciente de que su pareja de momento no es así, pero comportándose como si lo fuera. Así ambos miembros de la pareja se irán adaptando a estas percepciones y actuando congruentemente con ese ideal que el uno tiene del otro, hasta conseguir llegar y ser realmente lo que esperaba el uno del otro.

Cuando el proceso se cumple y se completan las tres fases la relación mejorará , sin embargo. Si el proceso se da en sentido inverso, es decir, cuando se tiene la percepción de que nuestra pareja carece de algún rasgo, habrá mayor demandas, por tanto tenemos dos direcciones, la primera que es aceptar las demandas de nuestra pareja y llegar hasta el “yo ideal” que percibe nuestra pareja de nosotros, o por el contrario no aceptar las demandas y por tanto la relación empeoraría.

En una serie de estudios con poblaciones diferentes y utilizando medidas distintas, Drigotas y cols., (1999) han confirmado la relación positiva entre la afirmación perceptiva y conductual y la satisfacción y estabilidad de las relaciones de pareja.

Bibliografía:

Morales, J:F., Moya, M:C.; Gavira, E y Cuadrado, I. (2007). Psicología Social(3ª edición). Madrid: McGraw-Hill/Interamericana de España

Gaviria, Elena; Cuadrado, Isabel; López, Mercede. (2009). Introducción a la psicología social. (1º edición). Madrid: Sanz y Torres. Consultado tema 12: Autoconcepto e identidad social. Gomez Jimenez, Ángel.

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