lunes, 25 de julio de 2011

Déjame que te plantee, cuente, explique, relate… déjame que te diga que es procrastinar….

Hoy me he acordado de una conferencia a la que asistí en Granada y en la que nos hablaron de los efectos que conlleva la palabra “procrastinar” curiosa palabra, ahora voy a explicar lo que significa ¿De acuerdo? (...) ¡Ushh!... Con la euforia me acabo de manchar la camiseta de agua... Hablando de machas, ahora vengo, tengo que ir a por un nuevo producto de limpieza al supermercado que en el anuncio aseguran que quita las manchas más incrustadas; así que de paso pondré la lavadora y lavaré la camiseta blanca que además tiene un puntito blanco de tipex en la parte que da a la cintura y ya que estoy con la lavadora lavaré esos abrigos de dos metros de espesor para el invierno, quedan unos meses todavía para el frio; pero así ya aprovecho y me quito el futuro trabajo. Bueno a lo que iba; la palabra procrastinar significa… Un momento me he acordado de una amiga que hace tiempo que no llamo a la que le gustan los verbos acabados en -ar; creo que hace dos días que no hablamos; voy a llamarla y así hablamos de…mmm…de…¡de lo sucia que está mi estantería!... Cuando termine de limpiarla y de ordenar esos libros de psicología de menor a mayor entonces la llamaré y estaré más tranquilo para hablar con ella. Entonces procrastinar significa… Aish mi amiga me acaba de llamar al móvil; quiere que le acompañe a cambiar un billete de cinco euros al bar de aquí al lado y prefiere ir acompañada... Me voy a dar una ducha  ahora mismo y me pongo esa camisa tan bonita que me compré ayer justo cuando intente explicaros lo que significaba la palabra procrastinar  ¡Hasta mañana!....


Ahora tras mi breve introducción incordiante, comenzaré; ya sin bromas, con el concepto. Procrastinar en una definición breve es “aplazar”, sí, dejar para más tarde lo que podemos hacer en este valioso regalo llamado presente. ¿Quién no ha tenido pereza en algún momento determinado? ¿Quién no ha dejado de lado aquello que tenía que hacer, resolver o terminar para más tarde? ¿Quién no se ha visto alguna vez con un libro de 1000 páginas la noche antes de un examen?... La respuesta a estas preguntas es –todos- (al menos, alguna vez), las consecuencias pueden ser en ocasiones muy negativas a la hora de obtener resultados y los diferentes ámbitos de nuestra vida… y la causa de todas estas preguntas es la procrastinación.

Cuando posponemos algún tipo de obligación o acción que debemos realizar; ya que eso es lo que íbamos a comenzar y por tanto en eso nos debemos de centrar, debido a su importancia o a la importancia que tiene en ese momento para nosotros mismos, estamos hablando de procrastinar. Hay acciones que no debemos postergar ya que quizás mañana tenga otro día ajetreado y no pueda realizarlas, es decir, sería aquello de “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Algunos afirman que es la manera de perder el tiempo por el mero hecho de no hacer aquello que debiéramos, es decir, perder el tiempo de forma inútil. Otros afirman debido a su significado, que más que perder el tiempo es “robar el tiempo”, ya que dejamos una tarea y ponemos todas las posibles por delante, justificándolas, razonando el procedimiento y auto-excusándonos  por el tiempo robado.

"El arte de dejar aquello que tenemos que hacer para luego"


Cuando dejamos las responsabilidades para el último momento, o para un momento crítico estamos sustituyendo aquello que tenemos que hacer, por aquello que nos gustaría hacer, cambiamos el deber, por el gozar, cambiamos la obligación, por el placer, a veces, ni siquiera por el goce, sino cambiamos una acción relevante por una irrelevante.

Sobre el concepto



Encontramos dos tipos de procrastinadores:
Procrastinadores eventuales. De vez en cuando evitan realizar aquellas obligaciones y responsabilidades, pero sólo en algunas ocasiones
Procrastinadores crónicos. Su procastinación es un hábito y acaban desarrollando mayores problemas tanto a nivel individual, como a nivel social, llegando incluso al trastorno, a la patología y a consecuencias negativas para su vida.

Tipos de procastinación
Existen tres tipos de procrastinación:
Por evasión, evitamos realizar una tarea por miedo al fracaso. Es un problema de autoestima, de confianza y de seguridad en sí mismo.

Por activación, aplazamos una tarea hasta que no hay más remedio que realizarla debido a las circunstancias dadas.

Por indecisión, personas indecisas que no saben administrarse como realizar la tarea, que tiempo dedicarle, dónde hacerla, a que recursos recurrir etc., hasta que deciden aplazarla para no agobiarse, ni pensar demasiado (tacaño cognitivo) en ese momento concreto.


¿Que se plantea desde el ámbito psicológico?

La procrastinación es conocida como un trastorno del comportamiento, cuando debemos realizar una situación en la que tenemos que emplear un determinado tiempo, y la tomamos como una responsabilidad podemos experimentar un cambio, un dolor, una incomodidad, ya que realizarla es un deber necesario para nosotros mismo, no siempre tenemos esta sensación a la que se le conoce como –estrés-. Este trastorno en el que el individuo se evade de sus tareas a través de actividades ajenas a su cometido puede ser psicológico (frustración y ansiedad), físico (dolor muscular…) o intelectual (fracaso en algún ámbito). Cuando tenemos que concluir una tarea pendiente que no es de nuestro agrado o que nos ocupa un exceso de tiempo y por consecuencia una sobrecarga cognitiva, cambiamos la actitud ante esa tarea, y le atribuimos cualidades negativas en muchos casos: “es aburrida” “me ocupará mucho tiempo”, “es muy tediosa, difícil y cansina”, de tal modo que nos damos suficientes auto justificaciones para posponer la tarea a un futuro, aplazándola y tras justificarnos y con ello reduciendo el estrés que dicha actividad nos provocaba, dejamos lo importante por aquello que nos inquieta en ese momento, aunque de importancia carezca.

Esta costumbre nos puede conllevar a problemas psicológicos y por tanto, a tener problemas sociales, hay personas que debido a la procrastinación se aferran y dependen de algún tipo de actividad, es decir, se apoyan en elemento externos para evadir las obligaciones, de tal modo que pueden ser tomados como hábitos, y aun peor como vicios. Si son tomados como dependencias cada vez que tengamos algo importante que hacer nos refugiaremos en estas tareas en las que disfrutamos y con las que nos evadimos, y esto conlleva no cumplir con las responsabilidades, afectando por tanto, a otros ámbitos de la vida (sentimental, amistoso, familiar, laborar, académico, físico, etc.)



No siempre la causa es estrés debido a que vemos la obligación como algo negativo, también hay personas que son perfeccionistas en exceso y no acaban nunca la tarea, como ellos lo saben quizás tampoco nunca la empiezan, dándose así un circulo vicioso, este hecho también está muy ligado al miedo al fracaso.

Las personas se suelen refugiar en la rutina diaria ordenar, limpiar… entre otras, y en otras actividades como leer, ver la tele, internet, fumar, comer por comer, salir por salir y otras en las que buscar el placer como la masturbación en exceso. Estos hábitos en exceso se consideran vicios y cualquier vicio hará que nos privemos y rechacemos algún aspecto de nuestra vida debido a la falta de tiempo. Y por tanto lo que empezaba siendo un pretexto para evadir alguna responsabilidad, acción o decisión puede acabar siendo una patología, puede acabar en alguna adicción a algo, teniendo consecuencias nefastas para el individuo procastinador.

Aun es un tema muy novedoso, y no se sabe si la procastinación puede ser un factor de peso para las adicciones, aunque se sabe que muchas veces el problema está ligado a otros trastornos como la depresión, aunque no necesariamente la procastinación lleva a la depresión, recuerden todos hemos pospuesto alguna actividad importante alguna vez.



¿Qué soluciones tenemos ante este problema?

La terapia cognitivo conductual puede ser útil para reducir algunos de los vicios o adicciones generados debido a la procastinación. (Podríamos por ejemplo establecer un mensaje automático al encender el ordenador avisándonos de las consecuencias negativas que tiene encenderlo, o colocar en la nevera un aviso de “no comer por aburrimiento, puede perjudicarnos nuestra salud” etc.)

Pero la solución de la procastinación cotidiana y habitual no es más que organizar, regular y planificar nuestro tiempo, debemos separarnos de la conducta evasiva, olvidarnos de “…después de esto voy a hacer tal”, “cuando acabe haré esto otro”, ya que esto hará que no mostremos la suficiente implicación y concentración en la tarea, que cometamos más errores y obtengamos peores resultados que si hubiéramos conseguido motivarnos por y para la tarea desde un principio, no nos debemos motivar por lo que haremos después, el después no es justificación válida, lo importante es el ahora, la oportunidad de aprovechar el presente…ya se sabe mejor “lento y con buena letra”. Recordar que la recompensa debe ser la realización satisfactoria de la propia tarea, no los elementos externos que vienen después de la tarea, puede sorprender cómo una actividad que comenzaba sin gustarnos demasiado es realizada con cariño y esmero acaba siendo un motor para cambiar nuestro estado de ánimo hacia un volcán de positividad, satisfacción y serenidad.

En conclusión debemos aprender a centrarnos en aquellas tareas que son más importante y que tienen un tiempo determinado para ser realizadas, recordando que  la actitud positiva ante éstas es un arma útil para nosotros mismo y por tanto para nuestro entorno.



Bibliografía, lecturas interesantes y referencias:



Juan Antonio Lobillo González. 26/07/2011

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