NOVILLOS. “Todos alguna vez hemos sido malotes”
Todos nos hemos escaqueado de nuestras obligaciones alguna vez, estaremos hartos de poner mil escusas y de atuojustificarnos para no realizar esas tareas que debemos hacer o cumplir con el deber de acudir a ciertos lugares. Todavía recuerdo como era esa sensación de desafiar a la autoridad en el instituto, aquellas fechas por las que desafiar a la autoridad y realizar actos “delictivos” era tomado como un reto y la sensación de euforia y descarga de adrenalina era enorme, de hecho aun recuerdo las discusiones, bromas y travesuras en el instituto, claro que no es lugar de ponerlas aquí, aunque todas estas anécdotas juveniles valdrían para escribir un libro de un grosor deslumbrante… Qué tiempos aquellos ¿Eh? En los que ese concepto de universidad o similares como “autonomía absoluta” quedaban lejos.
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Aun recuerdo como un día haciendo novillos en mi colegio por poco me pillan a mí y a mi grupo. Para empezar el tema con un poco de humor cuento la anécdota. Era una mañana calurosa cuando unos cuantos valientes de segundo de eso se disponían a salir de clase, ni más ni menos, por el simple motivo de querer irnos de clase para echar unas partidas a la videoconsola, total no nos íbamos a enterar de nada y que mejor que emplear nuestro preciado tiempo en ocio y disfrute delante de la pantalla “matando bichos” en la consola. La escapada tuvo una organización un tanto pésima. Nosotros nos dispusimos a salir por uno de esos boquetes de la alambrada que había en el colegio (por aquellos entonces no había ni cámaras, ni alambradas electrificadas), esos magníficos boquetes que hacía algunos alumnos perspicaces por la tardes con sus tenazas, sí, esos alumnos que sabía cómo cubrir nuestras necesidades y que desde pequeño ya eran cerebritos, ellos tenía claro que el estudio era para otros, a ellos le gustaba pasar a la práctica y la manera de demostrarlo era con eso agujeros en el vallado; boquetes de 3 metros de ancho por 3 metros de largo. Al salir uno de estos boquetes (y no porque no fuera grande), uno de mis compañeros; Jorge, se quedó enganchado en la alambrada con su maleta, de tal modo que se cayeron todos los libros a la tierra que había por aquel lugar, hubo tiempo suficiente para que llegará Ángeles (una profesora caracterizada por su “mala uva” y por ser extremadamente rígida ). Jorge, caracterizado por su carácter calmado y tranquilo fue recogiendo los libros tranquilamente contestando a las preguntas de Ángeles. Recuerdo como ésta profesora preguntó mientras los demás ya mirábamos desde lejos la escena (ya estábamos fueras escondidos detrás de un coche) -¿Jorge dónde vas? Y Jorge sin cortarse lo más mínimo dijo: -Me estoy escapando, me voy a mi casa que estoy aburrido aquí, hasta luego (por si no había quedado claro)- Jorge recogió los libros despidió a la profesora tras saber que se llevaría sus respectivo parte de amonestación y se marchó dispuesto a quitarse el aburrimiento escolar. Increíble.
Parece que sí, que todos sabemos de qué estoy hablando; ya que novillos hemos hecho todos alguna vez en nuestra vida, en tiempos más o menos pasados para unos y para otros todos hemos experimentado esa “sensación”, para algunos preocupante y para otros atractiva, de no estar en el sitio que hay que estar en el momento indicado. Todos hemos sido picaros y todos de algún modo u otro hemos pensado que a veces en casa, en el campo o en la calle se aprovecha más el tiempo que en el ámbito académico.
Hablemos con perspectiva psicológica de los novillos.
La nota no tiene nada que ver con el absentismo escolar, hay alumnos brillantes en la escuela y que pueden no acudir frecuentemente a clase, éstos funcionan de manera independiente y tienen claro que deben cumplir con el fin, aun suprimiendo otras responsabilidades. Claro que la ausencia prolongada puede llevar al abandono de los estudios en alumnos inestables, inseguros y con pocas expectativas de futuro, por eso debemos prestarle mucha atención a este tema.
Los jóvenes no van a clase por diversos motivos, los más destacados son el cansancio, desinterés e incluso evitar profesores, materias y exámenes.
La responsabilidad de la asistencia no siempre es por parte del alumno, la escuela, los padres, los compañeros y profesores hacen que se fomente querer asistir a este entorno o por el contrario querer evitarlo.
Este tema no es un tema en el que se haya profundizado demasiado, de hecho hay muy pocos estudios, muchas dudas y mucho que resolver por parte de la psicología, sociología y demás aéreas sobre este tema. Así que me basaré en los estudios y escritos que he podido leer en revistas de divulgación científica, por la web y en mi propia experiencia personal aplicada a contenidos teóricos y “empíricos”.
Algunos hablaban de que el hecho de hacer novillos da prestigio al alumno que los hace, es decir, sirve para la autoafirmación y para tener más aceptación social por el resto de compañeros, nos hace escalar puestos en la jerarquía social. Según diferentes datos demuestra que los alumnos no suelen hacer novillos, no podemos fiarnos de los medios de comunicación, en diferentes países los datos de niños que hacen novillos son desorbitados, pero tampoco son datos cien por cien fiables. Se afirma que los niños que hacen novillos tienen más probabilidad de caer en la criminalidad, en delinquir y en continuar por un camino con demasiados baches.
¿Qué hace que el niño no se tome en serio el contexto académico y huya de este hasta verlo como algo habitual?
En un estudio realizado en Suiza tras entrevistar y encuestar a casi 4000 alumnos de entre 13 y 17 años escogidos al azar se ha concluido que el fenómeno de “hacer novillos” está muy difundido y que además no es posible definir un prototipo de alumnos que hace novillos, ya que hay muchos factores que pueden influir en este fenómeno. El 95% de los alumnos reconocían haber hecho novillos alguna vez claro que con frecuencia solo hacían novillos menos de la mitad. Alrededor del 13% declararon hacer novillos muy a menudo, incluso más de cinco veces en el periodo en el que se realizaba la encuesta.
Tras diferentes encuestas se pueden observar datos alarmantes, por ejemplo en Alemania se reconoce que hay un gran volumen de alumnos que no van a clase, en esta encuesta realizada por 2004 por el sociólogo Michael Warner en una universidad de Colonia concluyó que son el doble de niños lo que faltan a clase en respecto a las niñas. Los motivos más habituales del absentismo escolar son el cansancio escolar o el desinterés por las enseñanzas.
Es importante destacar y desmentir la creencia de padres y madres de que los alumnos malos son los que hacen novillo, ya que los estudios han indicado una ausencia de relación entre notas obtenidas y absentismo escolar. Muchos de éstos alumnos que faltan han clase tienen resultados muy altos en las diferentes materias, aunque tras un estudio en el que se comparaba entre absentismo escolar y rendimiento se ha concluido que no hay relación entre los dotes intelectuales y el absentismo escolar.
La pregunta es ¿Por qué algunos de los mejores alumnos y con mejores notas tiene la tendencia de faltar a clase? La respuesta parece que la encontramos en la independencia y autonomía. Muchos alumnos necesitan administrarse su tiempo y consideran que en ciertas horas y clases no consiguen aprovechar el tiempo o retener aprendizaje. Por ejemplo hemos podido oír eso de “para que voy a ir a esa clase si me voy aburrir y no voy a hacer nada”, “la primera y última hora no voy a rendir, para eso me quedo en mi casa y así estaré más descansado para rendir más y mejor luego”, todas estas afirmaciones las podemos escuchar de alumnos con un gran rendimiento académico, ya que tienen interés en el ámbito escolar y desarrollan ciertas estrategias para organizar su tiempo y alcanzar sus objetivos, reconocen además cuando están por debajo de sus posibilidades.
En general, hay muchos alumnos con buenos resultados que no van a clase, así como muchos resultados que han fracasado en los resultados y que van todos los días a clase. Quizás no es una cuestión de asistir o no, sino de aprovechamiento del tiempo en el que nos implicamos en el trabajo, es decir, la dedicación, la autonomía, el empeño, la organización, la atención, la concentración, entre otras variables.
Aunque también debemos subrayar algo importante, el absentismo puede llevar a la desconexión total del ámbito escolar, al distanciamiento paulatino y perdida de interés y de responsabilidad, por lo que el rendimiento académico disminuiría y entraríamos en un “círculo vicioso”, de tal modo que con el malo rendimiento, disminuiría el interés aún más hasta llegar a la ruptura con la escuela y por tanto conllevaría a ciertos problemas en el futuro en el ámbito académico y laboral, siendo más costoso alcanzar el éxito tan aclamado por los seres humanos. El ejemplo más claro lo encontramos en el grupo denominado <distanciados>, son niños que puntúan muy alto en los test de inteligencia y a pesar de estas dotes obtienen suspensos, tienen poco interés por el aprendizaje y un bajo rendimiento.
Quien falta a clase sale perdiendo
Si el alumno que falta a clase por desinterés no se implica en una asignatura en concreto, suspenderá esa asignatura, al no tener interés en ésta no aprobara y al no aprobar repetirá con todas, por tanto las asignaturas que aprobó tendrán que volver a ser repetidas y como en éstas también pudo faltar, ya que les pareció fácil, no estarán motivados a implicarse y cada vez faltará más por falta de interés, de tal modo que niños muy capaces pierden el interés en primeros cursos y luego se refleja en fracaso y abandono escolar.
Ya en otros estudios se demostró que la falta consecutiva a clase daba como consecuencia peores notas y repetición del curso con el doble de frecuencia que aquellos que asisten a clase, de tal modo que se pone en peligro el obtener un título o mejor puntuación para acceder a las carreras y por tanto optar por un titulo de prestigio, aun teniendo los dotes necesarios. Por lo que personas que tienen capacidades para estar en puestos con notas de corte muy alta, debido a un proceso continuo y desarrollado en etapas escolares primarias puede acabar en un fracaso en la vida laboral, en no encontrarse en los estudios o puestos deseados y en una disminución de las competencias académicas. Es un hecho que hay que cambiar desde que se empieza a notar, ya que el desarrollo y las consecuencias si se observan tarde son imparables.
Otros datos sugieren que el 51% de niños que se ausentan con frecuencia de clase han cometido delitos de lesiones corporales, y un 23% ha continuado cometiendo estos actos de forma ocacional. Además hay una relación entre los varones absentistas y los delitos de robo, delitos de daño a la propiedad y de falsificación de firmas y certificados. Hay un emparejamiento entre delincuencia juvenil y absentismo escolar, siendo también este absentismo un factor de riesto tal como concluyo con sus estudios el pedagogo Ken Reid, de la Universidad metropolitana Swansea de Gales.
Pautas de prevención. ¿Cómo actuar ante el absentismo escolar?
Existen muchas iniciativas curiosas para oficializar los novillos, ya que parece que los novillos en pequeñas dosis tienen un efecto reforzador y son “necesarios” para entrenar la organización y la independencia.
Entre las iniciativas destacamos la llevada a cabo en algunos cantones de suiza. Éstos quieren establecer los denominados “días comodín” para que el alumno elija cuando faltar a clase, el alumno falta a clase de forma “permitida” eligiendo los días que más le convenga, claro que éstos son limitados. El problema es que aun no se ha comprobado la validez del proyecto.
Algunos profesores no tienen datos de los alumnos que no acuden a clase, en las encuestas realizadas en el estudio Margrit Stam los profesores no conocían la magnitud del problema, dos terceras partes de los profesores tenían la impresión de que en sus clases no se hacía novillos en absoluto y sólo un 8% pensaba que algunos alumnos hacían novillos con elevada frecuencia.
En la mayoría de colegio se debería anotar las faltas en una tabla de datos de cada alumno y éstas deben estar a disposición del padre y del equipo escolar, para poder tomar medidas, no se deben quedar en anotar, hacer “la vista gorda” y esperar a que tomen medida los servicios sociales o que el problema se redireccione, esperando solo se consigue que el problema pueda aumentar. Como dato curioso en Oer-Erkenshwick (Alemania) en 2009 el ayuntamiento desarrollo un proyecto polémico centrado en las familias de los alumnos escolares que se ausentan de forma frecuente. A estas familias se les daba una tarjeta que anotaban cuando sus hijos iban a clase y acumulaban puntos por asistencia de sus hijos que podían ser canjeados por objetos de un valor de hasta 100 euros. En otras escuelas a los alumnos por asistir se le incentiva con una paga mensual que pierden sino asisten.
Estás medidas de recompensa parecen ser efectivas para el cambio de comportamiento y suelen cambiarle la forma de pensar a los alumnos, ya que ven recompensado el hecho de ir a la escuela, pero no siempre cambian la forma de pensar y están motivados por un la recompensa (factor exógeno), cuando deberían estar motivados por su propia actitud hacia la escuela y por su propio pensamiento (factor endógeno), es decir, porque tienen valores interiorizados acerca de por qué hay que acudir a clases, que en definitiva es por ellos mismos y por su futuro.
Iniciativas “más efectivas”
Lo más efectivo para evitar este problema es concienciar del problema que supone el absentismo, primero a los profesores y luego éstos a los alumnos. Los profesores y maestros debe desarrollar estrategias comunicativas para transmitir la información a los alumnos de tal modo que se genere reciprocidad, comprensión y llegue el mensaje de forma precisa y veraz al alumno, si el alumno comprende que el absentismo en exceso es negativo para su propio futuro y alcanza esta conciencia del peligro que conlleva podremos cambiar sus hábitos insanos.
Debemos tener en cuenta de que no se trata de obligar al alumno a ir a clase y castigarlo si no lo hace, lo efectivo es conseguir que el alumno valla a clase porque tendrá consecuencias positivas para su futuro, para su vida y para su desarrollo. Si el alumno comprende que la asistencia trae beneficios y que puede salir perjudicado si no asiste a clases se le generará un estado de ánimo negativo, si estas claves son interiorizadas por los alumnos cuando falten en próximas ocasiones se sentirán mal. Al hacer novillos mostraran una disonancia, se sentirán incoherentes, incongruentes, ya que están alimentando posibles consecuencias negativas, y al sentirse mal en muchos casos desarrollaran estrategias para reducir estas incoherencias, de tal modo que si tienen muy interiorizado los valores positivos que les han transmitido los profesores y los motivos por los que deben asistir a clase, estos alumnos no querrán experimentar ese malestar por no acudir y poco a poco reducirán las faltas, claro que el entrenamiento por parte del profesorado o equipo escolar debe ser constante para que los valores permanezcan y se refuercen cada vez más en el alumnado. “No hay que cambiar el comportamiento, sino el pensamiento y el sentimiento, un cambio de pensamiento y sentimiento llevará a cambiar el comportamiento, a la inversa suele ser más dificultoso.
Recordar que no se trata de suprimir las faltas, sino de que tomen conciencia de las consecuencias, ya que si las faltas están justificadas y el alumno las justifica a través de un trabajo autónomo en casa pueden ser faltas útiles para el desarrollo intelectual. Por eso hay que explicarles que el problema está cuando se comienza a faltar por desinterés y por realizar otras actividades que no beneficias, ni se relacionan con el ámbito académico, si los alumnos comienzan a faltar a menudo por motivos ajenos al colegio, podremos empezar a preocuparnos y tomar medidas para resolver la situación alarmante.
Para solucionar este problema debemos centrarnos en una relación de confianza plena entre alumnos y maestros, de tal modo que podamos llegar a interacciones en las que haya una puesta de información por parte de alumno-maestro y así se puedan resolver aquellas inquietudes, problemas o conflictos más fácilmente. Lo primordial e inicial es fomentar esta confianza, la confianza lleva al dialogo y el dialogo nos puede llevar a estrategias para reducir el absentismo escolar, este método es útil tanto para padres, como para maestros, si los niños tienen confianza expresaran más fácilmente aquello que piensan y sienten acerca de cualquier aspecto académico; y por tanto podremos llegar a las soluciones adecuadas para cada caso. A veces un problema académico puede ser por la personalidad del alumno o por una situación de desestructuración y conflicto familiar trasladada al aula, por tanto no es un problema individual, sino grupal. Las escuelas con alta tasa de absentismo, que no buscan soluciones “están negando a sus alumnos el derecho a recibir información” (Margrit Stamm). Hay que examinar el registro vital del alumno que se ausenta en exceso y ayudarlo en todo lo posible; si es necesario acudir a un profesional de la salud mental.
Por otro lado el profesor debe desarrollar e impartir sus materias de forma dinámica, entretenida, y realizar actividades en las que participe la clase, en la que se fomenten valores, en definitiva una formación activa en la que no dé tiempo a aburrirse. No podemos siempre achacar la culpa al alumnado y a sus hábitos, a veces un cambio escolar, como el hecho de dinamizar un aula, de explicar y contar las materias de forma amena, entretenida e interesante influye de lleno en la forma de pensar del alumno. Tenemos que tener en cuenta el uso de una infraestructura escolar adecuada, con nuevas tecnologías, sillones cómodos, aulas espaciosas, temperatura adecuada, entre otras medidas hará que el alumno se sienta cómodo en su entorno escolar y éste motivado por tanto a asistir, un cambio del entorno y del concepto de lo que significa y conllevan las palabras “escuelas”, “estudios”, “profesores”, “trabajo” (…) nos pueden llevar a una mayor implicación de los alumnos en el ámbito escolar y no solo que asistan por deber, sino por interés y motivación propia, sintiéndose además satisfechos con la asistencia.
Si en las aulas en global se reducen el número de alumnos que se ausentan frecuentemente de clase y se cambian los motivos por los que se ausentan podremos conseguir mejorar el conjunto escolar y por tanto obtener mejores resultados en los futuros informes PISA, sintiéndonos la sociedad en general más satisfechos por la labor cometida y por los datos obtenidos.
Algunas páginas de prevención de absentismo escolar que he encontrado, tal como podréis comprobar el problema no se toma siempre en serio, aunque haya niños que de forma independiente rindan más, no todos son iguales y a cada niño “los novillos” pueden conllevarle consecuencias muy distintas. Observar vosotros mismo que muchos programas preventivos son excesivamente precisos y escasos, encontramos también otros escritos completos y explicativos. Dejo muchos enlaces con información, noticias y otros datos aquí para que se combinen o para que cada uno use el que le resulte más completo :
http://www.curiositis.com/burros-para-evitar-el-abandono-escolar/ (medidas peculiares en otros países)
Juan Antonio Lobillo González a 17/07/2011.
buenas tardes. de donde sacaste esa gráfica?
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